Estaban condenados a matarse, un duelo que duraría toda la eternidad. Quizás suene a leyenda típica del medievo, después de todo fue en esa época cuando comenzó. ¿Cómo? Ninguno lo recuerda ya y su enfrentamiento carecería de sentido si el odio que sienten el uno por el otro no fuese tan real que incluso les quema las entrañas.
¿Los demás? Meras herramientas para conseguir llegar hasta el otro, pasatiempos de un vida demasiado larga como para llevarla con un mismo nombre.
Viven esperando cada encuentro porque es sólo entonces cuando sus existencias cobran sentido y el vacío que los envuelve deja de ahogarlos. Solamente cuando se miran a los ojos saben con qué fin viven.
Para matarse... cuando ya no les quede amor que compartir.
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Nyx
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